Open Insights: Entrevista con Arianna Becerril

Posted by Paula Clemente Vega on 15 May 2019


AmeliCA, Conocimiento Abierto para Latinoámerica y el Sur Global 

Entrevista con Arianna Becerril


Arianna Becerril-García es Profesora-Investigadora titular de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Autónoma del Estado de México. También es Directora Ejecutiva de Redalyc, la Red de Revistas Científicas de América Latina y el Caribe, España y Portugal, y Presidenta de AmeliCA, Conocimiento Abierto para Latinoámerica y el Sur Global. AmeliCA es una estructura sostenible e impulsada por la comunidad para el Conocimiento Abierto en América Latina y el Sur Global, puesta en marcha por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), la Red de Revistas Científicas de América Latina y el Caribe, España y Portugal (Redalyc), la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM), la Universidad de Antioquia (UdeA) y la Universidad Nacional de La Plata (UNLP).


Gracias por aceptar hablar con nosotros. Para empezar, ¿puedes describir AmeliCA y explicar cuál es su función?

¿Cuáles fueron las razones que impulsaron la creación de la plataforma?

Latinoamérica ha contado con un ecosistema editorial fuerte y de acceso abierto de forma ‘natural’; es decir, financiado con fondos públicos principalmente y sin cobros al autor desde hace más de tres décadas. Así se crearon tres plataformas de revistas: Latindex que es un directorio y un sistema de información, así como Redalyc y Scielo que en conjunto tienen 1890 revistas y alrededor de un millón de artículos, plataformas que comparten 600 revistas, pero que tienen grandes diferencias en su operación y en los principios que sustentan su quehacer.

Redalyc es un proyecto académico sin fines de lucro y auspiciado principalmente por una universidad (Universidad Autónoma del Estado de México), es un modelo centralizado basado en el desarrollo de tecnología a fin de contribuir a la sustentabilidad del ecosistema regional de tal forma que las revistas puedan acceder a tecnología de punta y no tengan que asumir costos por desarrollarla o utilizarla. Tiene 1300 revistas de Iberoamérica y más de 600 mil artículos. 

Redalyc tiene 18 requisitos indispensables para indexar una revista y genera indicadores de producción, colaboración y descargas. Se opone a usar el factor de impacto como medida de evaluación de la investigación y de los investigadores, por lo que comparte la Declaración de San Francisco DORA y recientemente ha incluido como requisito obligatorio que las revistas signen la declaración para estar indexadas por Redalyc y sólo las revistas que cumplan con todos los requisitos gozarán de los beneficios de la nueva plataforma que será liberada (Redalyc2020). Su prioridad son las Ciencias Sociales y las Humanidades. 

En la región latinoamericana se identifican distintos enfoques para abordar el Acceso Abierto. Uno de ellos promueve la implementación del APC; así como también prioriza la publicación en idioma Inglés por encima del idioma local y legitima la evaluación de la ciencia basada en el Factor de Impacto. Tal es el caso de Scielo, que con el acuerdo que realizó con Clarivate Analytics, entregó a dicha empresa privada la información de las revistas científicas de la región, la cual fue colectada y procesada con recursos públicos de Latinoamérica, ello con el objetivo de mejorar la visibilidad internacional a través de la creación de Scielo Citation Index. Con esta acción respalda un paradigma de evaluación de la ciencia donde la producción científica regional no tiene representación y donde las Ciencias Sociales y las Humanidades tampoco.

La otra corriente de actores de Acceso Abierto en la región busca conservar la naturaleza de apertura, sin fines de lucro y con un sistema de comunicación científica en manos de la academia, y lucha por conseguir que los sistemas de evaluación científica evolucionen hacia sistemas que busquen el impacto social, el desarrollo de la ciencia y de la sociedad, más allá de la citación. En esta corriente encontramos a sistemas como Latindex, CLACSO y Redalyc.

Por todo ello, en el último congreso de Redalyc (Trujillo, Perú) se decidió llevar el sistema a una nueva etapa y liderar la creación de una infraestructura común (AmeliCA). Partimos de que Redalyc inició con el lema “la ciencia que no se ve no existe” en 2003; sin embargo, la visibilidad ya no es un problema en la actualidad y ahora hay que caminar, bajo valores y principios, buscando la participación global en la ciencia pero de forma no subordinada.

Así AmeliCA surge para que la región cuente con una infraestructura y un marco cooperativo de trabajo que ayude a la publicación científica a seguir en manos de la academia y con una visión claramente definida: no comercial y en contra del sistema preponderante de evaluación de la investigación.

Por otro lado, las exigencias para participar en un sistema como AmeliCA o un índice como Redalyc no deben verse como una imposición, sino como la clarificación de modelos distintos -todos legítimos- de la publicación académica; pero hay que informarse y entender los principios que hay detrás de cada modelo y en ese panorama una revista debe estar con quien comparte principios, es simple.

Todos los actores del circuito de la comunicación científica estamos involucrados, por ejemplo, un investigador toma decisiones al publicar en una revista de Elsevier cerrada bajo muros de pago, con APC, cuando le solicitan la cesión de derechos patrimoniales, ¿son requisitos, exigencias, imposiciones? Son condiciones del modelo y si se publica ahí se aceptan esas condiciones y se asumen sus consecuencias.

Por ello los 4 requisitos para ingresar a AmeliCA son 1. Ser una revista con un sistema de revisión por pares demostrable; 2. Ser una revista que no tenga cargos por aceptación, procesamiento o publicación (APC); 3. Firmar DORA y hacerlo explícito en su revista; 4. Ser una revista de acceso abierto.

En comparación con otras regiones del mundo, América Latina siempre se ha caracterizado por tener una distintiva infraestructura editorial de publicaciones académicas no comercial. La adopción de modelos de acceso abierto en los que ni los autores ni los lectores están obligados a pagar es bastante extensa en el continente. ¿Podría por favor ampliar un poco más el contexto de estos modelos de publicación? ¿Cómo se financian?

La mayoría de las publicaciones están integradas a las universidades, son parte de su misión (docencia, investigación y difusión de la cultura) y la educación se entiende como un servicio público, aún en las universidades privadas. Otras revistas dependen de las asociaciones profesionales las cuales se sostienen de las aportaciones de los miembros. Prácticamente la totalidad de las revistas son de acceso abierto y sin cargos. El financiamiento es diverso y por diversas vías. Primero hay que decir que en las universidades las revistas dependen de las facultades o de centros de investigación y los directores y consejos editoriales son académicos que reciben sueldos por sus actividades como profesores-investigadores y como facultades, centros o proyectos de investigación tienen recursos permanentes y ocasionales y los gastos son cubiertos en su totalidad por el área responsable o pueden ser trasladados en algunos casos al nivel inmediato superior (facultad por ejemplo). 

En un caso de extrema escasez de recursos se puede echar mano de estudiantes de servicio social o de prácticas profesionales o el traslado de tareas a una unidad central, por ejemplo, la corrección de estilo al departamento editorial. No hay un solo esquema, porque las formas pueden ser múltiples. También hay revistas que pertenecen a dependencias mayores como la secretaría de investigación o docencia y pueden contar con recursos más estables porque están, al menos presupuestalmente, más institucionalizadas. 

También hay programas de apoyo en las universidades o a nivel nacional por parte de los consejos de ciencia y tecnología. Naturalmente utilizan tecnología abierta o de código abierto que no impliquen costos en los procesos de edición o pagados por los proyectos de investigación -software de edición por ejemplo-. El Open Journal Systems ha sido esencial para la disponibilidad en línea de las revistas.

Algo que no podemos dejar de lado es que decenas de instituciones: Latindex, Redalyc, las asociaciones de editores, las universidades, los consejos de ciencia y tecnología realizan cursos de capacitación, formación en diversos niveles y se transmiten en línea sin costo. Por ejemplo, en Redalyc y pronto lo haremos en AmeliCA, no hay día que no se capacite a alguien, ya sea una revista o un grupo de editores sobre Marcalyc o AmelicaXML, tenemos un espacio y personas para realizar esta actividad de manera permanente; entonces al sumar el costo en salarios de las personas, software de comunicación, y más, sí resulta importante la aportación, pero es que así es como una institución de los comunes puede organizarse y sostener el ecosistema editorial de la región. Periódicamente los investigadores del equipo de Redalyc damos conferencias sobre la publicación académica y tenemos una capacidad para conectar a 500 nodos, ya sean auditorios o computadoras; pero lo que quiero resaltar es que así como lo hacemos nosotros lo hacen muchas otras instituciones que reciben recursos amparados en las funciones de la universidad: investigación, formación o difusión de la cultura. 

Redalyc está conformado por un grupo de investigación y AmeliCA por al menos -hasta el momento- 15 grupos de investigación, estamos uniendo la actividad y competencias propias de cada grupo para el fortalecimiento de la publicación académica. Todos los participantes somos profesores-investigadores de universidades y la publicación académica está asociada a nuestras actividades de una forma u otra. Así, hay bibliotecarios, bibliómetras, comunicólogos, ingenieros, editores, físicos haciendo algoritmos para la obtención de datos, expertos en inteligencia artificial apoyando la interpretación mediante inferencias de datos o citas, etc., pero todos tenemos un punto en común en contextos sensiblemente diferentes, que es el de ser profesores investigadores en instituciones académicas. Investigamos, formamos y difundimos, e decir, cumplimos con nuestro trabajo en alguna arista de la publicación académica.

¿De qué manera las métricas de evaluación, como el factor de impacto, dañan la investigación que se produce en América Latina? ¿Qué otros criterios de evaluación de la investigación sobre los que basar la toma de decisiones de contratación, promoción, permanencia y financiamiento propone AmeliCA para la región?

Primero hay que decir, que los salarios en las universidades dejaron de aumentar y como forma de control hay bonos de productividad, que son diferentes por país, disciplina, universidad, etc. Conozco bien el caso de México y Colombia, aunque entre universidades, tipo de sostenimiento (público o privado) y región geográfica las diferencias son abismales. Teniendo esto como contexto, puedo decirte que alrededor de 2/3 partes del ingreso total depende de la productividad en México; están los estímulos propios de la universidad y a nivel nacional los del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología y los de la Secretaría de Educación Pública. Todos estos cada vez se centran más en las publicaciones y todas las demás actividades son condiciones necesarias para participar, pero lo determinante para obtener los estímulos son las publicaciones y ahí, hay que ser claro, lo que importa es si esta en WoS o Scopus y en qué cuartil; no hay ninguna otra consideración. Los datos que se registran en las hojas de vida del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología sobre publicaciones no exigen el resumen de la publicación siquiera, tu vacías los datos y el CV se enlaza con la base de datos de JCR y SJR y saca si está, en qué cuartil y estos datos se le entregan a la comisión dictaminadora. Para el sistema no es importante lo que se investiga o el impacto social que podría tener, lo que importa es donde se publica, si está en WoS o Scopus y en qué cuartil, de eso depende el puntaje y el ingreso de un investigador.

Los sistemas regionales como Redalyc y AmeliCA no se toman en cuenta para la evaluación de un investigador en la mayoría de los países, la publicación local en revistas importantes con una antigüedad de, por ejemplo, más de 80 años no importa, ni siquiera hay espacio para contabilizarla, si no está en WoS o Scopus. Los rankings y la llamada ciencia de corriente principal están determinando las agendas de las universidades y son determinantes en la contratación, promoción, permanencia y financiamiento.

Entonces, toda la agenda de evaluación de investigadores y revistas está afectando el quehacer investigativo y editorial de manera negativa, esa es una realidad y debe tomarse como punto de partida de la situación latinoamericana y del sur. Hay que reconocer, como es planteado por diversas investigaciones, que independientemente de lo que piense el investigador, su accionar es totalmente pragmático y definirá su accionar por el sistema de recompensas, lo que termina, paradójicamente, legitimando el sistema. 

Ante esto, primero hay que hacer ver lo perjudicial que es el sistema de evaluación ajustado a los intereses de las grandes corporaciones. Si no desmontamos el presente sistema de evaluación, cualquier sistema regional está destinado a desparecer.

Redalyc -y ahora AmeliCA- genera alrededor de 80 indicadores divididos en tres grandes rubros: Producción, Colaboración y Uso. Muestra cantidad, lugar, revista, disciplina, así como la red de publicación y colaboración, y descargas con datos geográficos y temporales. En esta propuesta no hay jerarquización, hay información, cartografía del comportamiento que debe interpretarse con base en los objetivos que cada autor, editor o institución. Esto lo ofrece a nivel de país, disciplina, revista, institución y autor, para ello genera más de 800 mil gráficas disponibles por supuesto sin costo alguno. El objetivo es, por ejemplo en los indicadores de autor, dar información que permita saber en qué medida éste produce, construye comunidad e interactúa, institucional, regional o globalmente dentro de las 1300 revistas que tiene Redalyc y de las 400 que al momento tiene AmeliCA.

¿Por qué es importante que el personal investigador y las instituciones académicas diseñen sus propias soluciones de comunicación académica a través del desarrollo de sus propias plataformas? ¿De qué manera pueden las iniciativas editoriales lideradas por académicos/as, así como las infraestructuras abiertas, beneficiar el futuro de la comunicación académica y proporcionar un panorama global colaborativo más horizontal?

El ecosistema editorial global no podría ser entendido sin las revistas controladas por las universidades, centros de investigación y asociaciones profesionales que suman miles y miles en el mundo, basta recorrer Redalyc, AmeliCa, OpenEdition, DOAJ, etc para tener una idea de ese panorama. Y si bien son una entidad insustituible, hay que reconocer que han venido perdiendo peso ante el control de los grandes oligopolios editoriales.  Los datos de Lariviere del crecimiento en el ritmo de concentración al evaluar cerca de 50 millones de artículos y encontrar que en promedio los 5 grandes: Elsevier, Springer-Nature, Willey, Taylor & Francis y Sage concentraban alrededor del 50% de todas las publicaciones y en las Ciencias Sociales llegaba al 70% ha sido un fuerte golpe de realidad para cualquier proyecto independiente o liderado por la academia y para el acceso abierto.  El panorama es más preocupante si a este nivel de concentración se le suma la transformación de dichas empresas de negocios de contenido a negocios de manejo y control de datos, aunado a que en la presente década se han apropiado de herramientas que cubren procesos de cada etapa del circuito de investigación, publicación y evaluación.

Ante ello, las respuestas de decenas de instituciones y miles de individuos, a través de crítica, movimientos y cancelaciones, muestran que el modelo actual basado en suscripciones y en pagar para leer no es sostenible. Pero hemos visto que las grandes editoriales son altamente flexibles y se adaptan para monetizar las necesidades de los investigadores: a los que reclamaban acceso abierto propusieron el cobro -insostenible- mediante la figura de costos de procesamiento y publicación (APC) y posteriormente pueden imponer cargos para mostrar las interacciones, consumos de académicos e investigadores. 

Este contexto creo que deja solo una salida, que está indisolublemente ligada al modelo de evaluación, y es la construcción de infraestructura común sostenida por financiadores, países, universidades y consejos de ciencia y tecnología en beneficio de la publicación académica de acceso abierto. 

Esto implica un reto para usar y desarrollar el OJS en su máximo potencial; un compromiso para poner a disposición el sistema de marcaje de XML JATS de Redalyc que permite generar ‘automáticamente’ los formatos de lectura como PDF, HTML, ePUB, VISOR y MÓVIL, por poner unos ejemplos. Es momento de sumar y poner lo mejor de cada uno para beneficio de todos, ser creativos, es decir, es momento de crear una plataforma en beneficio de la publicación académica global uniendo todas las voces y con los recursos de los países más desarrollados. Existen los recursos, existen las capacidades, pero hay que decidirse a crear un modelo alterno y definitivamente no comercial. Redalyc y AmeliCA podría albergar 10 o 20 mil revistas o 30 mil, no hay problema técnico alguno, pero no quiero que me malinterpreten. Redalyc o AmeliCA pueden ser la plataforma o cualquier otra, no es un problema tecnológico, el reto está en la posibilidad de conjuntar a sistemas, editores, instituciones que concuerden con dos premisas: 1. Debe crearse una Plataforma con principios por y para la publicación académica; 2. Debe construirse de un sistema de evaluación diferente que no descanse en el factor de impacto. 

El hecho de que a veces los espacios de visibilidad, como se indica en el sitio web de la plataforma, también se hayan convertido en espacios de legitimación y exclusión, me hace pensar en sistemas de evaluación comerciales o en bases de datos tales como Scopus, WoS o Google Scholar. La creación de AmeliCA es, sin duda, una forma de diversificar estos espacios de visibilidad y de legitimación. Pero, ¿cómo puede contribuir el Norte global a la integración no subordinada de esta región en el diálogo global de la comunicación científica?

No es una diversificación, es un modelo totalmente antagónico a WoS y Scopus, quienes tienen una clara estrategia de apropiación de la infraestructura de comunicación y legitimación y sus intereses comerciales se oponen al interés central de la ciencia, que es el desarrollo humano.

Ellos están frenando el desarrollo al apropiarse e impedir el acceso a estudiantes e investigadores al producto generado en los espacios académicos y universidades: el conocimiento ¿cuándo sucedió eso?, ¿cómo pudimos permitirlo si va en contra de los intereses de la ciencia?

El Norte puede contribuir primero, al reconocer al Sur como actor y par e identificar que fuera del Norte se ha creado un modelo de publicación más sano, con menos consecuencias no deseadas y en beneficio para todos y que podría ser en beneficio del Norte mismo, porque ellos también están buscando alternativas a un modelo insostenible. El Norte está atrapado en el modelo comercial, pero podría ver y reconocer que puede crearse un modelo distinto, no comercial redirigiendo de forma creativa recursos e infraestructuras comunes ancladas en las universidades.

¿Por qué es importante reconocer las diferencias entre disciplinas al evaluar los resultados de las investigaciones? ¿Qué es lo que propone AmeliCA?

Redalyc y AmeliCA aceptan contribuciones de todas las áreas y disciplinas, pero enfatizan que su prioridad son las Ciencias Sociales y las Humanidades (CSH) porque todas las demás disciplinas han sido atendidas y apoyadas, pero estas áreas de conocimiento han recibido embates queriéndolas desdibujar y queriendo desconocer su contribución al desarrollo de la ciencia y la sociedad. Hoy muchos problemas del mundo no están asociados a cuestiones tecnológicas, sino a las implicaciones éticas y filosóficas de su aplicación, por ejemplo en los ámbitos de la inteligencia artificial, de la biología, la nanotecnología, etc. Las declaraciones y posibles acciones contra la sociología y la historia recientemente emitidas en Brasil son ejemplos de dicha descalificación.

Por otro lado, son las áreas de la academia invisibilizadas en las bases de datos y en los sistemas internacionales de indización. La presencia de las Ciencias Sociales y Humanidades es de menos de un tercio en WoS y Scopus respecto a revistas, pero en documentos citables apenas alcanza el 10% y cuando buscamos la presencia de los grandes académicos del sur simplemente no aparecen, primero porque la forma de comunicación era a través de libro principalmente y poco en revistas. Y porque los trabajos de los cientistas sociales del sur no se publicaban en revistas y cuando se hacían no eran recogidas en dichas bases de datos.

Además, las CSH son ciencias situadas, es decir el contexto del fenómeno es determinante en el resultado. La emigración en el Sur toma una cara y una ruta, la inmigración en el Norte toma otra cara y otra ruta. Así podríamos poner muchos ejemplos. Yo provengo de las ciencias duras, soy ingeniera de formación básica y con un doctorado en computación; pero me inserté en la academia en un grupo interdisciplinario en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales sobre comunicación científica donde impulsamos los proyectos de Redalyc y AmeliCA, por lo que he tenido que aprender todo esto y esto le ha dado una nueva dimensión a la tecnología, donde no la puedes desligar del sentido, de su direccionalidad, de su politicidad.

Cada disciplina tiene diferentes hábitos de comunicación y lo perecedero del conocimiento tiene diferentes ciclos en nanotecnología que en sociología, por ejemplo. Estas lógicas distintas se ven afectadas cuando se homogeneizan los sistemas de evaluación, por ejemplo al establecer una ventana de citación de dos o tres años, que es claramente insuficiente para las CSH.

La globalización tuvo grandes beneficios para las sociedades, pero también consecuencias no deseadas, entre ellas, nos presentaron unas bases de datos que en CSH no se conocían, ni se utilizaban como el referente de la ciencia de calidad y, lo paradójico, es que empezó a constituirse en ello al momento que la adoptaron los sistemas de evaluación y los académicos respondían a los sistemas de recompensa. 

En Ciencias Sociales se le llama la institucionalización de la legitimidad, cuando algo no es pero se presenta como tal y, lo más interesante, se convierte en tal; es en este momento cuando se desdibuja la intervención humana en su creación y se ‘naturaliza’, se ‘institucionaliza’ y se ‘objetiva’.

Quisiera terminar con un dato de un estudio empírico realizado en México sobre la participación de los investigadores nacionales del Conacyt -la élite de la investigación-: mientras en las áreas de salud y biología los investigadores participaban en alrededor del 90% en WoS y Scopus, en las ciencias sociales y humanas estos valores descendían al 20%. Claro si hiciéramos el análisis ahora dicha proporción sería mucho más elevada -la profecía autocumplida- donde lo determinante ha sido el cambio en los sistemas de evaluación y recompensas. 

¿Cuáles es su opinión sobre el Plan S? ¿Cuáles son las similitudes y diferencias entre el Plan S y AmeliCA?

Lo primero que se debe mencionar es que se trata de una voz decidida y firme que busca trastocar el actual modelo basado en la suscripción para liberar de muros de pago el conocimiento. Una voz firme como no se había escuchado desde 2002 con la Declaración de Budapest. Un movimiento positivo por el rápido apoyo recibido de las dos principales financiadoras y de múltiples centros de investigación, un objetivo compartido que abre nuevamente la discusión sobre los medios y la implementación.

Aspectos del Plan S como la retención de los derechos de autor, la no aceptación de revistas híbridas me parecen un gran avance; sin embargo, en la implementación se centra en el APC, costos por procesamiento y publicación que, en gran medida, se trasladarán a las instituciones. Respecto al deseo de estandarización de los precios de APC, no hay certeza en que se logre y si así fuera se consolidaría el modelo que se busca cambiar; todo el énfasis está puesto en sustituir el actual modelo de pagar por leer a pagar por publicar, un modelo ante el cual buena parte de las más grandes plataformas de Latinoamérica y el Sur se han pronunciado en contra, argumento que expresamos con claridad en las reuniones sostenidas con el grupo de Coalition S, arquitectos del Plan S, en Sao Paulo en mayo del presente año.

La sustitución de pago por leer a pago por publicar basado en APC, si acaso podrá ser sostenido por los países más ricos, pero además de ser un modelo económicamente insostenible, incrementará las asimetrías porque la participación de los científicos de los países con menor nivel de desarrollo se verá obstaculizada o ella dependerá de la ‘filantropía’ o ‘apoyo’, lo que en un sistema incluyente, equitativo no es admisible.

El acceso abierto en nuestra opinión y en una visión desde el Sur, que durante 30 años lleva publicando en abierto de forma natural, puede verse afectado si se legitima e institucionaliza el modelo basado en APC.

La diferencia es que queremos mantener nuestro modelo que ampara a alrededor de 15 mil revistas y para ello estamos construyendo una infraestructura común para la consolidación de las revistas, financiada por la propia comunidad, ello incrementará la visibilidad y permitirá una reducción de costos.

Nosotros damos énfasis a una estrategia que apoye modelos sostenidos por la comunidad académica, que apoye la creación de revistas de Acceso Abierto en universidades, que desarrolle software para repositorios, para revisión por pares, para marcación XML. Creemos que todo ello nos permitirá construir un ecosistema que libere toda la inteligencia distribuida en el mundo para beneficio de la humanidad, como decía la BOAI15.

El lucro y la apropiación privada es lo que está frenando un bien común y público que no debe estar sometido a las reglas del mercado. El Plan S tiene el poder y los recursos para lograrlo si realmente lo quiere, aunque tampoco es responsabilidad total de ellos, sino de todos los actores involucrados, pero pueden tener la fuerza para el impulso inicial, deberán demostrar en su propuesta de implementación que no está basado en APC y que apoyarán desarrollos en manos de la academia; de no hacerlo así creo que será un modelo eurocéntrico sin efectos inmediatos en los demás países. La voz está en ellos, todos estamos expectantes de conocer los detalles de la implementación. 




Nuestro agradecimuento a Arianna Becerril. ¡Más #EmpowOA Open Insights muy pronto!